miércoles, 20 de abril de 2011

Para ella, mi madre.

I
Hace tiempo que siento un llanto
que está incrustado en mí profundamente
Pero le enseñé a mis ojos a no llorar,
                                          y no lloran
O no podrán parar ya ésta vez.

Cuándo nadie me ve y el mundo se calla
anhelo caricias que sentí en blandos días,
las de ella, las únicas que apagan la ansiedad
                                            y renuevan la vida.

Esas que me regala por amar amarme.
Resueltas, como sus manos sobre mi cara
como sus besos livianos
y su mirada sonriente que escucha.

Como el amor profundo
inextinguible
de ella, de la mamá mía.


II
(También recibí a patadas la indiferencia del mundo
enorme y que me precede
que nos precede - monstruosamente,
pero no lograron lastimarme
a fuerza de las caricias antes recibidas)

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