Así escribo yo. Desgarrándome. Con la panza revuelta de la angustia y los pies doloridos del camino. Con los ojos llorosos pero atentos, los miedos en la punta de la lengua filosa, la paciencia corroída por las decepciones, las expectativas aún latentes. Así escribo, mientras ando entre los hombres y mujeres, anhelando para ellos lo que es cielo en nuestras mentes. Con los pies bien amarrados a la tierra y las manos intentado alcanzar alguna nube, una suave brisa que me cuente las memorias de algunx amigx lejanx, un olor conocido y recuperado, un nuevo sonido que me invite a bailar un vals; una cuncuna a punto de arder en vuelo, la piel reseca cobijando sus gusanos, el llanto alegre y quejumbroso de un nacimiento. Escribo con mis manos en tus manos, mi cabello en tus manos, mis labios en tus manos; escribo con tus manos. Con los ojos de un niñe y la mirada cándida de su madre que lo observa inquieta mientras juega. Escribo con las piernas abiertas para sentir el vértigo de amores fugaces, y pensar el mundo desde lo que intercambio con ellos. Respirando cada tanto, como puedo y cuando me dejan. Porque cuando escribo respiro. Reclamando lo que nos arrancan: nuestras creaciones, nuestros frutos, nuestros sinuosos andares. Escribo para no callar, y hablo para no morir. Para que no mueran las voces todas de la tierra. Que desde sus muertos nos hablan, nos lloran. Escribo para los que vienen, para los que en alguna parte escuchan, para los que se fueron. Pero sobre todo escribo para los que están. Para los que amarran con fuerza contra su pecho algunos sueños, alguna esperanza todavía, que pese a los resabios de un mundo que dispara contra su dignidad, se mantienen fuertes, escudándose de los golpes, sosteniéndose firmes y sanos y ellos mismos. Porque si uno va a escribir, debe hacerlo, aunque sangren los callos de los dedos, o los dientes nos muerdan la lengua. Yo escribo para todxs lxs que poseen pan para mis versos, para lxs que luchan y lucharon contra el agua y contra el fuego. Escribo para acariciar las rosas mejillas de les niñes, para fortalecer las blandas palabras de lxs cansadxs. Yo escribo. A pesar de todo, y de todxs. Y por todxs.
Rezo en su iglesia pagana, Ayu.
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